Nos hemos transformado en un mundo de
símbolos.
Si desde el comienzo de la humanidad la
comunicación fue a través de simples trazos, gestos o sonidos, ahora, casi de manera circular, cíclica hemos vuelto a ese comienzo. Establecer contacto
hoy se traduce en brevísimas consignas,
mínimos gestos, super-sintéticas imágenes que todo lo encierran. El mundo
globalizado ha logrado comunicarse mediante un lenguaje universal en clave que se
abre a grandes conceptos e ideas.
Las obras de Debora Daich y Victoria
Matarán me remiten a los tiempos que corren, una matrix en movimiento.
Los profundos conceptos que involucran
el ser y el sentir, y que las inquieta, son
traducidos en imágenes concentradas que se transforman en
expresiones plásticas.
Ellas manejan la poesía de sus obras a
través de un vocabulario reducido, casi científico.
Los dibujos de Victoria podrían
asemejarse a células que vistas al
microscopio son como imágenes macromoleculares e irregulares en blanco y negro…
Los escritos de Debora podrían
interpretarse como imágenes que a simple
vista se comportan como series
matemáticas repetidas hasta el infinito…
En ambas confluye la traslación de
pensamientos e ideas que mediante grafismos (líneas, curvas, puntos y vacíos) conservan
su espíritu nómade.
Estamos en tiempos de signos, de
síntesis y cosificación.
Pero las obras de Victoria y Debora nos
devuelven la sensibilidad que fuimos perdiendo…
Acudir a este encuentro es una
invitación a vivenciar la coexistencia del sentir y el pensar: lo que llamo un
cruce perfecto!
Irene Jaievsky
curadora
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